Me gustaría poder reírme más de mí misma, sé que lo hago a menudo... pero aún, no lo bastante.
Las penas, con sentido del humor, son menos penas.
Intento reírme hasta de mis sentimientos dolorosos, aunque no siempre lo consigo, debe ser, que muy a mi pesar, soy humana.
Por eso, me encanta estar rodeada de gente que se toma a risa sus propios problemas. Y muchas veces lo consigo, (lo de estar bien rodeada, digo)
Que tenemos un email un poco comprometido... le quitamos hierro haciendo unas risas. Que te llaman "mayor" (por ser suaves)... le sacas punta y lo miras desde otro sentido. Que te dicen que te van a denunciar, pues se inventa una canción con su coreografía. Que tienes auditoría... solucionamos los posibles inconvenientes aportando ideas surrealistas. Que no te comes el mediopollo, que estadísticamente te toca, creas la Asociación Proreclamación Del Mediopollo... Y, en vez de deprimirte, sigues riendo.
Claro que todo tiene sus límites y, yo, los míos. Por ejemplo, admiro sobre manera, estas personas que en plena discusión, en un claustro, un poco duro, son capaces de solucionar toda la tensión, con un chiste o una gracieta simpática. Soy incapaz. Metida en harina, ya no hay sentido del humor que valga. Entro al trapo, como una locomotora. Lo que no quierer decir que, pasado el calentón, (enfado, en este caso) no retome la situación su cauce normal... y hagamos, los contrincantes dialécticos, unas bromas.
Me gusta reírme. Por eso, adoro a las personas que me hacen reír, o me dejan reír, o que ríen conmigo, y en el momento más inesperado... brilla su ingenio. Creo que es la cualidad que más busco, la que primero me atrae y sobre todo, lo que he intentado que adopten mis hijos como "forma de enfrentarse a la vida". MJ
PD. Lo del título en ruso es para presumir, primero, y segundo, porque me encanta el cirílico (es precioso)... sólo eso